Sevilla se revela a través de las huellas que dejaron siglos de historia. La catedral y su torre Giralda muestran la transición del gótico al barroco. El Alcázar real combina motivos islámicos con jardines a la sombra de naranjos. Al pasear por sus calles, uno pasa de las callejuelas estrechas del barrio de Santa Cruz a las vistas abiertas de la Plaza de España, construida a principios del siglo XX con canales y cerámicas coloridas. El Parque de María Luisa ofrece un descanso bajo árboles mediterráneos, cerca del Metropol Parasol, cuyos formas modernas en madera contrastan con los edificios antiguos. A lo largo del río Guadalquivir, la Torre del Oro recuerda el papel del río en la economía medieval. El puente de Triana conecta el centro con el barrio de los ceramistas y marineros. Lugares como el Museo de Bellas Artes o el Hospital de los Venerables permiten acceder a espacios donde el arte y la arquitectura se dialogan. Cada rincón cuenta una época distinta, sin que ninguna predomine sobre otra.
Esta catedral se levanta donde estuvo la gran mezquita de Sevilla. Se reconocen partes de la construcción anterior en la Giralda, una torre del siglo XII que funcionaba como alminar. Más tarde se amplió y se remató con un campanario cristiano. La iglesia data del siglo XV y es uno de los edificios religiosos góticos más grandes de Europa. En el interior se alternan bóvedas altas con capillas organizadas por distintas hermandades. Hay altares de madera, tallas doradas y pinturas de varias épocas. El coro y la sacristía muestran el paso entre gótico y renacimiento. La tumba de Cristóbal Colón se encuentra en una capilla lateral. Desde el nivel superior de la Giralda se ven los tejados, el río y los barrios cercanos. La catedral forma el centro de un conjunto con el Palacio Arzobispal y el Alcázar.
El Real Alcázar de Sevilla se compone de varios patios y salas cuyas paredes están cubiertas de azulejos de cerámica, yeserías talladas y techos de madera. El edificio ha sido ampliado y modificado a lo largo de los siglos, de modo que los arcos y ornamentos islámicos conviven con estancias de estilo gótico o renacentista. Los jardines se reparten en varios niveles y están atravesados por canales que distribuyen agua procedente de un antiguo sistema de riego. Naranjos, palmeras y setos bajos forman caminos sombreados entre los pabellones. El lugar todavía se utiliza para recepciones oficiales y sigue siendo un ejemplo de las capas de historia que se superponen en Sevilla.
El Parque de María Luisa invita a pasear bajo árboles mediterráneos, entre fuentes y pabellones construidos a principios del siglo XX con formas andaluzas. Los caminos serpentean por palmeras y naranjos, mientras bancos de cerámica y estanques ofrecen descanso a la sombra. El parque se sitúa junto a la Plaza de España y forma un enlace verde entre los edificios históricos de Sevilla y la orilla del Guadalquivir. Aquí se reúnen corredores, familias con niños y visitantes que buscan tranquilidad antes o después de ir al museo. La vegetación alterna entre parterres cuidados y zonas más densas donde los patos descansan junto a pequeños estanques. Los pabellones muestran rasgos de ornamentación morisca, sin que ningún edificio destaque sobre los demás. El parque parece un jardín ampliado con el tiempo, con plazoletas y avenidas que se abren en distintas direcciones.
La Plaza de España fue construida en la década de 1920 para la Exposición Iberoamericana y presenta una gran plaza semicircular rodeada por un edificio de ladrillo y cerámica vidriada. A lo largo de la fachada, unos bancos decorados con azulejos de colores representan las provincias españolas. Delante del edificio discurre un canal atravesado por pequeños puentes. Los visitantes pueden sentarse en los bancos de las hornacinas, pasear junto al agua o alquilar barcas de remos en el canal. La plaza forma parte del Parque de María Luisa y une el paisaje con la arquitectura de aquella época.
El Metropol Parasol se construyó en 2011 sobre la Plaza de la Encarnación y consta de seis estructuras de madera conectadas que se extienden a lo largo de unos 150 metros. Las cubiertas ondulantes descansan sobre columnas de hormigón y proporcionan sombra sobre la plaza, donde se ubican un mercado y un museo subterráneo. Escaleras y ascensores permiten acceder a los niveles superiores, desde los que se abre la vista sobre los tejados del casco antiguo, hacia la catedral y el río. El revestimiento de madera laminada forma un entramado que genera juegos de luz y sombra a lo largo del día. La estructura se alza en medio de un barrio histórico y contrasta con las fachadas barrocas y góticas del entorno mediante sus formas contemporáneas.
El Museo de Bellas Artes ocupa un antiguo convento mercedario, un edificio con patios, galerías y capillas que data del siglo XVII. Las salas reúnen pinturas, esculturas y cerámicas desde la época medieval hasta el siglo XX, incluyendo obras de Murillo, Zurbarán y Valdés Leal. La colección se centra en el arte andaluz y permite seguir la pintura religiosa y profana de la región. Los espacios del antiguo convento sirven de marco para retablos, imágenes procesionales y bodegones. El museo abrió en 1839 y figura entre las colecciones públicas de arte más antiguas de España. En la planta baja, las galerías se abren a patios con naranjos, mientras que las salas superiores albergan lienzos de mayor tamaño y pinturas murales. Aquí se puede recorrer cómo cambiaron los temas, la luz y los colores en la pintura española a lo largo de los siglos.
El Hospital de los Venerables fue construido en el siglo XVII y servía como residencia para sacerdotes ancianos. En el interior, el patio rectangular con su fuente muestra el diseño de las casas religiosas de la época. La capilla conserva frescos de Juan de Valdés Leal que representan escenas de la vida de los apóstoles. El espacio está decorado con retablos dorados y trabajos de madera tallada que reflejan el estilo barroco de Sevilla. Hoy el edificio alberga la colección de la Fundación Focus-Abengoa, con pinturas de Velázquez y otros artistas del Siglo de Oro. Se recorre un lugar que es a la vez arquitectura silenciosa e historia del arte viva.
Esta torre de vigilancia de doce lados se construyó a principios del siglo XIII para controlar el paso de embarcaciones por el Guadalquivir. Su posición junto a la orilla la convirtió en un punto clave para vigilar el comercio hacia el Atlántico. El nombre hace referencia a los azulejos dorados que alguna vez cubrieron la fachada y reflejaban la luz del sol. Hoy, la Torre del Oro alberga una pequeña colección sobre historia marítima, con maquetas, instrumentos de navegación y mapas de distintas épocas. Desde el piso superior se observa el río y las orillas opuestas, donde todavía circulan barcos y transbordadores.
El barrio de Santa Cruz muestra la herencia medieval de la ciudad a través de sus casas blancas y calles estrechas. Naranjos crecen entre los muros, y su aroma se mezcla con el de las flores en los pequeños patios. Las plazas se abren de repente entre los pasos angostos, ofreciendo fuentes y asientos a la sombra. Ventanas con rejas de hierro forjado, fachadas con azulejos y arcos bajos definen la arquitectura. La comunidad judía vivió aquí en el pasado, y hoy los caminos llevan a restaurantes, talleres y viviendas donde la vida cotidiana continúa.
El Puente de Triana conecta el centro de Sevilla con el barrio de alfareros y marineros al otro lado del Guadalquivir. Fue construido en el siglo XIX con hierro y sigue siendo un paso importante para peatones y vehículos. Desde aquí se puede observar el río que durante siglos marcó la economía local y ver las casas bajas de Triana que se extienden a lo largo de la orilla. La vista alcanza río abajo hasta la Torre del Oro y hacia los barrios históricos del otro lado.
El museo exhibe trajes, instrumentos y documentos que trazan el desarrollo de la danza andaluza desde el siglo XVIII. Los visitantes de este edificio en el centro histórico siguen el recorrido de esta forma artística desde sus orígenes hasta las interpretaciones contemporáneas a través de fotografías, carteles y objetos que revelan la vida cotidiana de los intérpretes y la evolución de la puesta en escena.
Este museo conserva esculturas, mosaicos y objetos de la Edad del Bronce, así como de las épocas romana y visigoda de la región. La colección muestra las sucesivas culturas que se establecieron en suelo andaluz. Se ven ajuares funerarios, cerámicas, joyas y monedas halladas en los alrededores de Sevilla y en otros yacimientos de Andalucía. Varias salas se dedican a los asentamientos itálicos y a las rutas comerciales que unieron la península ibérica con el Mediterráneo. Las salas siguen un recorrido cronológico que traza la evolución de la artesanía local y los cambios en la vida cotidiana a lo largo de los siglos.
La Basílica de la Macarena fue construida en el siglo XX con estilo barroco y alberga la imagen de la Esperanza Macarena, una de las figuras religiosas más importantes de Sevilla. El templo atrae a fieles y visitantes que se detienen ante la imagen ricamente adornada de la Virgen. La arquitectura retoma formas barrocas tradicionales, mientras que la imagen muestra detalles cambiantes en sus joyas y vestidos a lo largo del año. Durante la Semana Santa, la figura es llevada en procesión por las calles, un momento profundamente arraigado en las costumbres locales. El interior está lleno de velas, flores y exvotos que reflejan la conexión cercana entre la comunidad y esta representación mariana.
Este palacio urbano del siglo XVI combina elementos de arquitectura morisca, española e italiana. La Casa de Pilatos muestra azulejos decorados en patrones geométricos, patios con columnas y fuentes, y jardines con naranjos y limoneros. Las habitaciones se disponen alrededor de varios patios donde la luz y la sombra se alternan. Se encuentran esculturas renacentistas junto a arcos islámicos, techos artesonados dorados junto a logias abiertas. El edificio sirvió como residencia de familias nobles y hoy está parcialmente abierto a los visitantes, permitiendo recorrer las distintas plantas y jardines.
El Palacio de San Telmo fue construido en el siglo XVII como centro de formación para marineros y muestra en su fachada trabajos tallados en piedra con estilo barroco. El edificio se encuentra al borde del Parque de María Luisa y más tarde fue residencia de los Duques de Montpensier antes de convertirse en sede del gobierno regional andaluz. La fachada principal da a la Avenida de Roma y destaca por su portada central elaborada, flanqueada por esculturas. El portal presenta figuras de la historia marítima y temas religiosos que recuerdan el propósito original del palacio. Hoy el edificio alberga oficinas administrativas, y las salas interiores son accesibles solo en ocasiones especiales. Los jardines que rodean el palacio se conectan con las zonas verdes del parque y forman una transición tranquila entre distintas áreas de la ciudad.
La Plaza de Toros de la Maestranza se construyó a mediados del siglo XVIII y figura entre las plazas de toros más antiguas de España. Su estructura ovalada de piedra ocre se alza cerca de la orilla del Guadalquivir y muestra la mezcla sevillana de líneas firmes y detalle barroco. En el interior, las gradas se elevan en arcos que proyectan sombra sobre los asientos. Un museo anexo reúne trajes, carteles y recuerdos de la historia de la tauromaquia. Los visitantes recorren pasillos estrechos que llevan a los corrales y a la capilla donde los toreros rezan antes de salir al ruedo. Desde las gradas altas se ve el tejado brillante del Hospital de la Caridad y el puente que cruza hacia Triana. La arena del ruedo se rastrilla en días de corrida; en días tranquilos queda vacía bajo el sol.
El Acuario de Sevilla presenta fauna marina del Mediterráneo y de los trópicos. La colección se organiza en 35 tanques donde se pueden observar peces, rayas y pequeños tiburones. Un túnel submarino atraviesa el tanque más grande y ofrece una vista desde abajo mientras los animales nadan por encima. La instalación se encuentra en el puerto, a poca distancia del centro histórico. Además de los tanques, hay secciones con explicaciones sobre la biología de las especies y el papel de los océanos. El edificio se integra en la arquitectura moderna del barrio portuario.
Este mercado ocupa un edificio del siglo XIX que servía como recinto cubierto para el barrio de Triana. Hoy se encuentran puestos de verduras y frutas de la región, pescado fresco de la costa, además de aceitunas y especias de Andalucía. Las columnas de hierro y la estructura abierta recuerdan la época en que se construían estos pabellones en muchas ciudades españolas. La gente viene por la mañana, cuando la oferta es más amplia, y a veces se sienta en alguna de las pequeñas barras para comer tapas. El edificio está junto al Guadalquivir, donde antes los alfareros tenían sus talleres. Todavía se percibe el vínculo entre el mercado y la vida diaria de los vecinos, que vienen a comprar y a encontrarse.
Este hospital del siglo XVII alberga en su capilla y en sus salas varios cuadros de Murillo y Valdés Leal. Ambos pintores crearon aquí obras que representan de manera intensa temas de la vida y de la muerte. El patio, con su fuente, conduce a las estancias donde el ambiente de recogimiento surge de la relación entre la arquitectura y la pintura. La fachada forma parte del conjunto de edificios barrocos a lo largo del Guadalquivir, cerca del barrio antiguo. El hospital sigue activo en la actualidad, uniendo su labor caritativa con la conservación de un patrimonio artístico importante.
El Palacio de la Duquesa de Alba es una de las residencias de la familia Alba en Sevilla. En sus salones se conservan pinturas, esculturas y muebles reunidos a lo largo de los siglos. Se ven alfombras antiguas, mobiliario tallado de distintas épocas y manuscritos históricos que documentan vínculos con reyes españoles y artistas. Las habitaciones están dispuestas tal como se habitaron, con cortinajes pesados, marcos dorados y porcelanas sobre consolas. La sensación es la de una casa habitada, no la de un museo público. En la biblioteca se apilan volúmenes encuadernados; en los salones cuelgan retratos de antepasados y contemporáneos. Algunos documentos recuerdan viajes, misiones diplomáticas o herencias. El edificio mismo muestra rasgos de distintas fases de reforma, con patios interiores, escaleras de mármol y ventanas que dan a patios verdes.
Este convento del siglo XV conserva obras de arte religioso y cerámicas artesanales tras los muros que aún habita una comunidad monástica. El patio muestra azulejos sobre sus superficies, mientras la iglesia presenta retablos dorados y techos de madera pintada. El museo reúne pinturas, tallas y objetos reunidos por la orden a lo largo de los siglos. Las monjas continúan elaborando mermeladas y dulces, que se venden en la entrada. El lugar combina espacios sagrados, tradiciones artesanas y la calma de un monasterio activo en el centro de la ciudad.
El Casino de la Exposición se construyó en los años 1920 como pabellón para la Exposición Iberoamericana y hoy muestra arte contemporáneo en sus salas. La fachada combina elementos clásicos con toques modernistas, mientras los patios interiores recuerdan la arquitectura tradicional andaluza. Este edificio funciona como centro cultural y acoge exposiciones, conciertos y eventos. El jardín con sus palmeras y fuentes invita al descanso, a pocos pasos del Parque de María Luisa.
La Fabrica de Artillería fue construida en el siglo XVI para producir armas y municiones. El conjunto está formado por varios edificios de ladrillo y piedra dispuestos alrededor de un gran patio. Tras el fin del uso militar, los espacios fueron restaurados y ahora sirven como sede de exposiciones, conciertos y otras actividades culturales. Los techos altos y los muros robustos recuerdan todavía la función original, mientras que las instalaciones modernas permiten adaptar el lugar a las necesidades actuales. Aquí se encuentran a menudo proyectos artísticos temporales e iniciativas locales que llenan el lugar de nueva vida y lo convierten en punto de encuentro para visitantes y residentes.
La iglesia de Santa Ana se levantó a finales del siglo XIII en estilo gótico y es uno de los templos más antiguos de la ciudad. En su interior se encuentran frescos medievales y retablos tallados que se fueron elaborando a lo largo de los siglos. El ambiente es tranquilo, la luz entra por ventanas estrechas e ilumina las paredes y las bóvedas. Muchos vecinos del barrio acuden para encender velas o simplemente detenerse un momento. La iglesia se sitúa en el barrio de Triana, el histórico distrito de alfareros y marineros, y contrasta con las calles animadas que la rodean.
Esta casa del siglo XIX reúne elementos moriscos y figuras decorativas en el conjunto arquitectónico de Sevilla. La fachada muestra varias figuras femeninas con colas de pez, que dan nombre al edificio. Los arcos y las decoraciones recuerdan la conexión entre la tradición constructiva europea y las formas orientales, presentes en muchas calles de la ciudad. La casa se sitúa en un barrio donde conviven edificios residenciales de distintas épocas, diferenciados por el tratamiento de sus fachadas y su ornamentación.
El Monasterio de la Cartuja fue fundado en el siglo XV y sirvió de residencia temporal a Cristóbal Colón. Hoy, artistas y exposiciones ocupan las antiguas celdas de los monjes y los claustros, mientras que en los patios los naranjos y las fuentes de cerámica recuerdan el pasado monacal. Las salas conectan bóvedas tardogóticas con instalaciones contemporáneas. En el jardín, las palmeras se alzan junto a viejos cipreses, y los caminos conducen entre sombras hasta los muros exteriores de ladrillo.
El Patio de Banderas se encuentra justo al lado del Alcázar y forma una plaza tranquila donde los naranjos dan sombra. Bancos de piedra invitan al descanso, mientras que las casas tradicionales de fachadas blancas y balcones rodean el espacio y muestran la arquitectura de la Sevilla antigua. La plaza conecta varios callejones del centro histórico y sirve de paso entre el palacio y las calles estrechas de Santa Cruz. El ambiente permanece sosegado a pesar de la cercanía con los monumentos principales, y la disposición de las casas alrededor del espacio abierto recuerda la planificación urbana medieval. Aquí las estructuras antiguas se encuentran con el uso cotidiano de vecinos y visitantes que buscan un respiro.
La Basílica del Cristo de la Expiración es una iglesia barroca del siglo XVII que alberga una figura tallada en madera del Cristo, llevada por las calles estrechas durante las procesiones de Semana Santa. El edificio muestra ornamentación barroca en la fachada y en las capillas laterales, donde los altares reúnen pinturas y tallas donadas por hermandades locales. Se entra a un espacio de luz tenue donde las velas y los marcos dorados amplifican la penumbra. La basílica se encuentra en un barrio tranquilo lejos de las rutas turísticas, formando parte de la vida religiosa que se organiza en torno a la Semana Santa en Sevilla.
Esta torre industrial del siglo XIX se construyó para fabricar perdigones de plomo y aún alcanza los 35 metros de altura. El método aprovechaba la caída libre del plomo fundido que goteaba por cedazos y se solidificaba en pequeñas esferas al descender. La plataforma superior ofrece una vista completa sobre los tejados, campanarios y riberas del río de Sevilla. La fachada de ladrillo muestra el estilo constructivo práctico de una época en que las instalaciones industriales solían levantarse en los límites de la ciudad. Hoy la torre se encuentra en un barrio residencial y abre ocasionalmente para exposiciones y eventos culturales. Desde arriba se aprecia la extensión de la ciudad y cómo conviven los barrios antiguos con los más recientes.
Este mercado en el centro de la ciudad reúne puestos de verduras, pescaderías y restaurantes agrupados en torno a los pasillos cubiertos. Se encuentran productos frescos de la zona y platos preparados en el momento, con sabores y costumbres de la cocina andaluza. El Mercado de Feria conserva el ambiente de un mercado de barrio donde los vecinos hacen la compra y comen en las barras.